"¿Es la fotografía un arte? ¡Pues no! La fotografía no es un arte, pero Kertesz es un artista; la pintura no es un arte, pero Bonnard fue un artista; la música no es un arte, pero Erik Satie será siempre un artista."
De padres polacos, Jean-Loup Sieff (París, 30 noviembre de 1933) empieza a interesarse en la imagen y a a los 14 años tiene ya su propio laboratorio de revelado. Publica su primera foto a los 17 en Photo-Revue. Cinco años más tarde, tras realizar estudios de fotografía en una escuela de París y en Vevey (Suiza), la revista "Elle" lo contrata para retratar a jóvenes celebridades.
Atraído por el reportaje trabaja en la mítica agencia Mágnum de 1958 a 1959 y cubre para ella los funerales del Papa Pío XII. Pero Sieff es ajeno al complejo de inferioridad que sufrirían muchos fotógrafos de moda en los años 60 y su asociación con la agencia es breve. Después de ganar el premio Niepce en 1959, vuelve a la prensa femenina, esta vez a "Jardín des Modes".
Frente a Jean-Loup Sieff posaban en pleno apogeo las modelos más bellas y los artistas más emblemáticos de la época, desde Alfred Hitchcok a Yves Saint Laurent, Catherine Denauve, Yves Montand, etc. El fotógrafo buscaba a la persona que hay detrás de la imagen, sus retratos rebosaban humanidad con una punta de humor sin malicia.
Amante del viaje y de la aventura, claustrofóbico por naturaleza, a Sieff le fascinaban los horizontes y los desiertos; las líneas rectas, pero también las curvas. Cuando le preguntan qué parte del cuerpo prefiere, respondía pícaramente y sin dudarlo: "El trasero porque, como las esculturas de Brancusi, un bonito trasero necesita ser acariciado". Admiraba tanto a los pintores como a los fotógrafos y, entre estos últimos, especialmente a Bill Brandt y a Richard Avedon. Jean-Loup Sieff falleció en la ciudad que lo vió nacer y hacer sus primeros trabajos el 20 de septiembre del 2000 .
Carla Rayo
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